“La luna navega hasta el amanecer…”, los versos de Claudio Juarez se oyen en todo el valle de Punilla despues del tradicional grito de “Aquí Cosquín”, la gente se apura a entrar a la plaza para colmarla de a poquito y darle luz a la tercera noche que viene a festejar los 40 años de trayectoria del Chaqueño Palavecino, pero antes no tiene desperdicio y la cartelera así lo anuncia.
El primer shock de chacareras lo trajo Orellana Lucca con su folclore arraizado que puso a bailar a la plaza. Una particularidad de esta edición en el Festival Nacional de Folklore es la presencia más visible del canto cordobés como el de Silvia Lallana que invitó a su vez a Paola Bernal a compartir el escenario.
Sin biz del público se dió lugar a la poesía con Leandro Calle y a la reflexión de la palabra e invitó a reforestarla.
La voz florecida de Maia Sasovsky germinó la presentación de Postales de Provincia que venía a levantar el aplazo de la noche anterior y fue el turno contundente de Tucumán, que con su delegación “multitudinaria” regó ese jardín de profundas canciones; lo novedoso fue un pedacito para la música ciudadana (aunque faltó la danza) muy importante en nuestra cultura generacional, mas allá de la zamba, la chacarera, el malambo y el gato. Y la inclusión del rap anunció el cierre de la performance con el “himno” Luna tucumana, completando la sobredossis de Atahualpa. En terminos generales muy buena performance.
Peteco Carabajal con Riendas Libres expuso al “tribunal que lo enjuiciaba”, casi como un sermón Papal, la poesía y la melodía de “Digo La mazamorra” para abrir su noche. La contundencia del decir de su obra le basta para responder ante tanto demérito. Desempolvó las clásicas que nutrió al folklore en las últimas décadas, las que tararean en infinidad de peñas, fiestas y festivales camperos a lo largo y ancho de este país. Y para terminar de “encantar la serpiente” sacó a pasear su violín hipnotizador por todo el escenario sumergiéndose hacia el final en la danza salamanquera para irse ovacionado.
Milena Salamanca sostuvo la consciencia del presente y una sicuriada con su familia fue su despedida.
Una de las figuras más queridas del foclore nacional pisó el escenario y desató la fiesta: Facundo Toro se presentó con un popurrí de chacareras, servidas para degustar. La “Toromanía” se instaló en la plaza. No faltó la invitación a sus hermanos de camino “Los Nombradores del Alba”.
El sentido homenaje a Claudia Pirán con la “Zamba del laurel” que la distinguió en vida, interpretada desde el bombo por hijo Emilio Pirán. El paso a Los Videla nos acercó a Cuyo por un ratito. Luego “Los Díaz pasan volando” pasaron fugaces con los temas populares en la voz de María Eugenia Díaz. El momento reflexivo llegó con los versos de Adrian Maggi. Desde San Andrés de Giles, Provincia de Buenos Aires, el cantor, músico y decidor, se hace presente año tras año desde su consagración en la fiesta coscoína.
La frutilla del postre la trajo el Chaqueño Palavecino que prometía una noche interminable para festejar los 40 años de trayectoria. Con versos de Guarany Marcelo y Maia presentaron al gaucho salteño que desveló a una plaza casi colmada hasta altas horas de la madrugada.
La cuarta luna anuncia a Pedro Aznar, Víctor Heredia, Maggie Cullen, Ahyre, Grupo Vocal Argentino, Priscilla Ortiz, Gustavo Chazarreta y Raly Barrionuevo. Entradas desde los $ 5.900 a los $ 21.800 (más cargo por servicio).
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