Una jornada larga, nublada y expectante por el inicio de la primera luna del Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Emociones y esperanzas se vivieron en las primeras horas del encuentro en la ciudad del Valle de Punilla.
A las 11 horas el desfile gaucho daba comienzo a la celebración por las calles de Cosquín como antesala de los diversos eventos culturales que rodean al Festival. Por la tarde, así mismo, decenas de delegaciones de danzas, ex combatientes de Malvinas de diferentes provincias, coparon el paseo principal del centro de la ciudad.
El grito tradicional de “Aquí Cosquín”, con el campanario de la iglesia de fondo, con el aplauso florido dirigido a la presentación del ballet Camín que abría la noche, inmediatamente se daba inicio a los fuegos artificiales que entre relámpagos iluminaban el cielo y llamaban a la luna a cantar en la edición número 62 del gran festival de folclore.
Esa luna cantora se encendió de la voz de la gran Ofelia Leiva, que regresaba luego de 21 años al escenario Atahualpa Yupanqui donde se la vio muy emocionada, quién supo trasmitir esas emociones a una platea expectante por lo que iba a suceder con el paso de la noche. Opus Cuatro anunciaba su despedida de los escenarios al mismo tiempo que desplegaban sus arreglos vocales, herencia de aquel folklore setentista; dando tambien paso a unos continuadores de este estilo como lo son Cuarteto Karé.
La esperanza de Tucumán a flor de piel, en cada aparición de talentos que levantan la bandera de la provincia más pequeña del país, pero la más grande y orgullosa de haber sido la incubadora de enormes figuras como Mercedes Sosa, Los Tucu Tucu o ser la inspiración de poetas y cantores como el gran Yupanqui, que con sus paisajes o costumbres hicieron a estos obreros culturales construir el Folklore intacto de nuestra nación. El camino largo y tedioso del pre Cosquín, en uno de los rubros (solista volcal) que se hizo polémico al principio, al unirlo en un solo género para abogar por la inclusión, finalmente resultó ser para Sofía Assís por La Calera (Córdoba), conocida en su provincia como “La tucumanita”, aquella niña que desde los 7 años se subía a cuanto escenario posible para llevar su canto, dejando las muñecas de lado para hacerse amiga de una zamba, una chacarera o de algún huayno que la invitara a soñar. La esperanza, no sólo de Tucumán, de volver a ver sobre los escenarios nacionales a sus artistas, sino del Folklore mismo que pide a gritos una renovación de caras y de obras. Contundente y segura al girar el plato del escenario afirmó los versos de “La Zamba es tucumana” en su voz, de Rubén Cruz, continuó después con “Semillas de chacarera” (Martín Paz y Néstor González), “Regreso del viejo amor” (Rubén Cruz – Pablo Mema) y por ultimo se despidió con la chacarera “La Pronta” (Gringo Soria – Yanky Molina).
Los truenos como en batucada, anunciaban la lluvia, pero se hacia esperar. El dúo Baglietto Vitale desplegó su encanto musical, como de costumbre, y la ovación se hizo sentir.
La delegación de la provincia de Santa Cruz emocionó hasta las lágrimas en su homenaje a Rubén Patagonia, mientras la fuerza del viento acercaba la lluvia torrencial, que evacuaba la plaza. La fiesta seguía para la televisión y las redes. Martín Paz interpretó sus obras además de lo clásico, con una sobredosis de chacareras. Hacia el final de la noche lluviosa vino el turno de Juan Fuentes (ex Huayra) y su torrente voz competía y desafíaba al clima y a los pocos presentes a quedarse hasta el final.
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